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Señores, lean esto sentados.
Después de ocho años en el poder y en el gobierno aumentando sin parar los privilegios de la Iglesia Católica en España y sin dar un solo paso hacia la laicidad real del Estado, el "candidato" a dirigir el PSOE va y suelta:
El órdago de Rubalcaba a los socialistas: revisar el acuerdo con la Santa Sede
El candidato ensalza el pasado del PSOE y lanza guiños a todos para amarrar el voto
Por primera vez en media vida dedicada al PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, es hoy solo él. Ni el portavoz de Felipe González, ni el vicepresidente de José Luis Rodríguez Zapatero, ni el candidato natural del partido, sin pasar por primarias, en las elecciones suicidas del 20-N. Hoy es el candidato a dirigir el PSOE y en su discurso ha lanzado todos los órdagos para amarrar hasta el último voto: ha elogiado hasta la saciedad al presidente andaluz, José Antonio Griñán, y la imprescindible federación andaluza –que se disputa con Carme Chacón-, ha recordado a todos y cada uno de los 956 delegados con voto lo importantes que son –hasta el punto de nombrarlos a todos herederos directos de Pablo Iglesias-, ha lanzado guiños a las mujeres, a los alcaldes de pueblos pequeños que habían reclamado atención en los últimos días, a los jóvenes y a los mayores, al “militante 2.0”. Ha reivindicado el felipismo y el zapaterismo, ha recordado la derrota de ETA que llegó con él de ministro del Interior (aunque le ha pasado el mérito a José Luis Rodríguez Zapatero) y, como broche inesperado, ha soltado la bomba que ha puesto en pie a gran parte del auditorio: si el PP sigue su plan para “hacer retroceder España 30 años”, el PSOE se replanteará revisar el concordato con la Santa Sede que se firmó en la Transición. El mismo que nunca había cuestionado un partido que lleva años -también en los Gobiernos de Zapatero- prometiendo separar definitivamente los asuntos religiosos de los civiles y aparcando siempre ese compromiso.
(...)
“SI RETROCEDEMOS, RETROCEDAMOS EN TODO”. “En 30 días han hecho un retroceso de 30 años”, ha arremetido el exvicepresidente contra el Gobierno del PP. Y ahí ha lanzado una advertencia dirigida, más que al PP, a los delegados socialistas, hambrientos de políticas socialistas: “Si cada vez que la derecha llega al poder vuelve a imponer dogmas que son solo de algunos, nosotros tendremos que revisar también algunas normas de la Transición. El PSOE se replanteará seriamente la revisión del acuerdo con la Santa Sede [que concede beneficios económicos a la Iglesia católica en España]. ¡Seriamente! Si quieren retroceder 30 años, retrocedamos en todo. Si quieren vulnerar todos los consensos, aceptamos el reto: volveremos a hace 30 años y nos replantearemos nuestras posiciones”.
No importa, se basan en esta increíble pero terrible verdad:
- Hola, soy el español medio. Soy completamente idiota, no me acuerdo de las cosas y cuando me acuerdo, no me importa que me mientan. Me gusta que la gente se aproveche de mí porque así puedo protestar, y cuando estoy... "¿Qué, Barça-Madrid especial mañana? ¡Hostia, que guay! ¡Barça, Barça, Madrid, Madrid!"... mierda, ¿por dónde iba? Bueno, da igual, continúo. Que Pirulín de Gran Hermano no tiene que ganar porque le está haciendo un feo a Sociópata, y que Menganita al fin se va a casar con Fulanito, y menos mal porque está embarazada del tercer marido que tuvo y no es plan que viva en esa casa de cien baños ella sola.
¡España, Olé, somos los mejores campeones-del-mundo de fúrbol!
Y tienen que decir esas cosas que dicen en los periódicos para demostrar a sus amigos políticos de otros países que aquí está todo controlado, la población mantiene la estupidez adecuada para pagar las facturas y no protestar.
Es que lo que está diciendo es mucho más grave que tener la desfachatez de afirmar lo que ha estado negando durante ocho años en el gobierno a un ciudadano ninguneado.
Es que está diciendo que la financiación de la Iglesia Católica y el mantenimiento del contenido del Concordato es algo pactado desde hace treinta años entre los que "negociaron" la Transición.
Es decir, no es algo del pasado que no han rectificado por desidia o presiones, es que han pactado no modificarlo.
Para luego añadir la desfachatez de que sólo si la ultraderecha rompe "las reglas pactadas", ellos revisarán lo "acordado". No porque sea su obligación democrática hacerlo, sino sólo como reacción en un hipotético caso sujeto a interpretaciones (y si no, al tiempo).
Yo pensaba que grupos internos al PSOE (como Cristianos por el Socialismo) torpedeaban desde dentro las iniciativas. Como los grupos de presión católicos y de la derecha lo hacían desde fuera.
Pero esto es mucho más grave: el PSOE no va a modificar nada porque así lo acordó hace ya treinta años. Palabra de Rubalcaba -ya elegido Secretario General del PSOE-.
Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!
"La primera vez que alguien te engaña, es culpa suya. La segunda, tuya.".(Proverbio árabe).
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"Argumentar con una persona que ha
renunciado a la lógica, es como dar
medicina a un hombre muerto".
— Thomas Paine
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Perdón por la digresión, pero es que esto tampoco tiene desperdicio:
EL PROYECTO: “P-S-O-E”. “Hace pocos días un banquero [Emilio Botín] dijo que los políticos nos habíamos equivocado. Creo que algo de razón tenía: nos equivocamos en no meter mano a los especuladores y a los banqueros. No nos puede volver a pasar. Tenemos que volverá afirmar que la política es más fuerte que los mercados”, ha dicho Rubalcaba, vicepresidente en el Gobierno que, según él, no lo hizo. Ha pedido hacer más por fomentar la competitividad en España y por defender "a los excluidos, por supuesto, pero también a las clases medias, ¿os suenan? Las clases medias, a las que también nos dirigimos con nuestras políticas".
Fue una equivocación no meter mano a Botín?
Sí?
La caradura es como la estupidez, puede ser infinita.
Como la infinita hipocresía de estos "enfants terribles" de la burguesía española, disfrazados de socialistas desde hace más de cien años y cuya misión cada vez tengo más claro que es la de hacer de perro del hortelano.
La revisión del concordato es, de momento, un compromiso etéreo
Se entiende como posible respuesta a los “retrocesos” del Ejecutivo de Rajoy
“Vivimos en un país laico y cada vez seremos más laicos", proclamó Rodríguez Zapatero poco antes de llegar a la presidencia del Gobierno, en 2004. La palabra “laico” ya estaba en el discurso con que ganó a José Bono la secretaría general del PSOE, en julio de 2000. Pero el tiempo pasó y el Ejecutivo socialista no sólo no avanzó hacia la laicidad del Estado, sino que produjo un severo retroceso. Ocurrió en 2007, al final de su primera legislatura, con la revisión muy al alza (y sin contrapartidas) del sistema de financiación de la Iglesia católica mediante el IRPF de los españoles. Ahora, su sustituto, Pérez Rubalcaba anuncia que el PSOE “se replanteará seriamente la revisión del acuerdo con la Santa Sede”, que concede esos beneficios económicos, entre otros muchos. “¡Seriamente!”, enfatizó el nuevo líder socialista. Es un compromiso etéreo, solo como posible respuesta a los “retrocesos” del Ejecutivo Rajoy.
El caballo de batalla sigue siendo el llamado “Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Asuntos Económicos”, de 1979, por el que la Iglesia católica (y sólo ella entre todas las religiones presentes en España), recibe dinero de Hacienda para pagar los salarios de obispos y sacerdotes. Este año serán algo más de 252 millones de euros. Además, el Estado paga los salarios de decenas de miles de profesores de catolicismo en las escuelas públicas y privadas, y de cientos de capellanes castrenses, hospitalarios y penitenciarios. También subvenciona la conservación del ingente patrimonio arquitectónico eclesiástico, los centros religiosos de enseñanza concertados y otras muchas actividades de la jerarquía católica, por una cantidad total que se acerca a los 10.000 millones de euros.
“El Estado se compromete a colaborar con la Iglesia católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico, con respeto absoluto del principio de libertad religiosa”, dice el artículo segundo de ese concordato, firmado en Roma por el cardenal Villot y el ministro Marcelino Oreja, miembro relevante de la Asociación de Propagandistas Católicos (ACdP). Los ingresos del episcopado por ese concepto “no estarán sujetos a los Impuestos sobre la Renta o sobre el gasto o consumo, según proceda”, añadía el acuerdo. Proclamaba, además, “la exención total y permanente” del resto de los impuestos sobre todas las actividades eclesiásticas católicas. Paraíso fiscal absoluto.
Pero el artículo concluía con esta cláusula, la quinta: “La Iglesia católica declara su propósito de lograr por si misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades. Cuando fuera conseguido este propósito, ambas partes se pondrán de acuerdo para sustituir los sistemas de colaboración financiera expresada en los párrafos anteriores de este artículo, por otros campos y formas de colaboración económica entre la Iglesia Católica y el Estado”.
Pese a las décadas trascurridas, ningún Gobierno exigió el cumplimiento de ese apartado, conscientes del fracaso del mal llamado “impuesto religioso”, es decir, del mecanismo previsto en el IRPF para concretar esa financiación antes de buscar fórmulas menos confesionales. Los presidentes Adolfo Suárez, Felipe González, Leopoldo Calvo Sotelo y José María Aznar, predecesores de Rodríguez Zapatero en la Moncloa, no aceptaron la revisión. Simplemente, dejaron correr el tiempo y que los prelados rumiasen sus decepciones, asumiendo así que dependían de la generosidad (o pasividad) del poder civil, vista la proverbial tacañería del católico español con sus pastores.
El Ejecutivo Zapatero dio muestras incluso de suprimir ese procedimiento de financiación, sin más. Lo dijo en 2005 su vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, poco antes de anunciar la promulgación de una ley de Libertad de Conciencia que garantizase la igualdad entre religiones, “sin privilegios”. "El dinero para la Iglesia tendrá que ir a menos. Los obispos tendrán que cumplir su compromiso de autofinanciarse. No hay ningún país de Europa donde la Iglesia católica esté mejor tratada que en España", sostuvo De la Vega en noviembre de ese año.
Vana ilusión. No sólo no hubo la prometida ley de Libertad de Conciencia, sino que dos años más tarde de esas palabras, el Ejecutivo Zapatero cedía a los prelados el privilegio económico que Gobiernos de derechas les habían negado una y otra vez. Fue en enero de 2007, mediante un simple "canje de notas" entre el ministro de Asuntos Exteriores, entonces Miguel Ángel Moratinos, y el nuncio (embajador) del Estado vaticano en Madrid, el arzobispo portugués Manuel Monteiro.
El nuevo sistema elevó nada menos que el 34% el coeficiente del IRPF que recibe el episcopado por deseo de los fieles que ponen la equis en la casilla correspondiente (hasta el 0,7% de la cuota). Además, elevó a carácter "estable" el nuevo modelo. El Gobierno libraba así a la jerarquía de una de sus promesas incumplidas: la de autofinanciarse, el solemne compromiso del acuerdo económico de 1979, sustituto del Concordato franquista de 1953.
Ahora, el nuevo líder socialista amenaza con revisar esos acuerdos si el PP sigue adelante con las contrarreformas. Es promesa poco creíble, con los precedentes del reciente pasado. El Gobierno Zapatero, del que Pérez Rubalcaba fue ministro largo tiempo y poderoso vicepresidente el año pasado, no sólo hizo retroceder la laicidad del Estado en materia económica, sino que renunció también a cumplir la promesa de legislar sobre la “muerte digna” (vergonzoso eufemismo de la palabra eutanasia), y tampoco se esforzó lo suficiente para implantar la asignatura de Educación para la Ciudadanía. ¿Por qué no se cumplieron esas promesas? Se dijo que para acallar las críticas episcopales. Pese a todo, los obispos no pararon de acusar al Ejecutivo Zapatero de “laicismo radical”, incluso de persecución a lo católico. El papa Benedicto XVI se unió al coro episcopal durante sus viajes a España, reafirmando que ese “furibundo laicismo” del Ejecutivo socialista le recordaba las turbulencias de la II República, de cuyo desenlace sangriento fue cómplice la Iglesia católica apoyando desde el principio el criminal golpe de Estado y la larga dictadura del general Franco.
El artículo es muy básico, pero además el analista político sigue sin ver el dramático fondo del asunto: de las palabras de Rubalcaba se desprende inequívocamente que se trata de un pacto que sólo se romperá si una de las partes "se pasa", sin atender -como ha venido ocurriendo hasta ahora- a la calidad democrática de las reglas del juego en este país.
Si pretendes razonar sobre religión con un creyente piensa que, si pudiera razonar sobre ello, ... ¡no sería creyente!
"La primera vez que alguien te engaña, es culpa suya. La segunda, tuya.".(Proverbio árabe).
Todavía no se si me gustaba Chacón, pero por lo menos representaba mejor un presunto cambio, y un acercamiento al 15 M, imprescindible para cualquier partido de "izquierdas".
Solo queda la hartura de PP, y vuelta a lo "menos malo".
Los laicos exigen el fin del Concordato sin condiciones
Critican que Rubalcaba vinculara su propuesta de revisar el acuerdo con la Santa Sede a que el Gobierno imponga criterios católicos en derechos sociales. Los laicistas desconfían tras el fiasco de la ley de libertad religiosa
Los acuerdos firmados entre el Gobierno español y la Santa Sede el 3 de enero de 1979 incumplen varios artículos de la Constitución aprobada un mes antes, el 6 de diciembre de 1978, que declara España como aconfesional. Pese a la evidencia, los dos grandes partidos nunca habían planteado la posibilidad de revisar los acuerdos hasta el pasado fin de semana, cuando una enmienda de Izquierda Socialista incluyó en la ponencia marco del Congreso del PSOE el compromiso de renegociar con la Iglesia.
Sin embargo, tras la frustrada aprobación de la ley de libertad religiosa durante la última legislatura, las asociaciones laicistas desconfían del compromiso socialista. "Curiosamente en las grandes asambleas del PSOE siempre se aplaude mucho cuando se propone profundizar en el Estado laico, pero luego se producen situaciones de cobardía e incoherencia que impiden llevar a cabo las iniciativas", reflexiona el exdiputado socialista y presidente de la Fundación Cives, Victorino Mayoral. "Cuando llega la derecha con la contraofensiva nos damos cuenta del tiempo perdido", añade.
Como una defensa ante la contrarreforma en materia de derechos civiles es como defiende ahora el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, la renegociación con el Vaticano. "Si retrocedemos y si cada vez que la derecha llega al poder reconsidera todas aquellas leyes que hemos hecho entre todos, para aumentar los derechos civiles, y trata de poner dogmas que no son del conjunto de los ciudadanos sino de algunos, el PSOE se replanteará seriamente la revisión de los acuerdos con la Santa Sede, ¡seriamente, seriamente!", enfatizó en su discurso de Sevilla.
"El PSOE plantea para el futuro la revisión de los actuales acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede de 1979. La relación de cooperación con la Iglesia católica, que tienen que seguir dándose, ha de producirse sin privilegios antidemocráticos", dejó negro sobre blanco la ponencia de los socialistas. "La única moral oficial está en la Constitución y cada uno se organiza la vida como quiere", repitió ayer Rubalcaba.
Los acuerdos negociados con la jerarquía de la Iglesia católica antes de la aprobación de la Constitución y firmados un mes después de la aprobación de la Carta Magna se centran en cuatro ámbitos: Justicia, Ejército, Educación y Presupuestos. Los artículos blindan a la Iglesia Católica frente al criterio de igualdad y libertad de culto que establece la Constitución. "El artículo 16.3 dice que ninguna confesión tendrá carácter estatal", advierte el presidente de Europa Laica, Francisco Delgado.
Pese a la constitucional aconfesionalidad del Estado, los acuerdos de 1979 garantizan la enseñanza de Religión católica en los colegios, la asistencia religiosa en hospitales y prisiones o la permanencia de capellanes castrenses. Pero el privilegio que más llama la atención de las asociaciones que defienden un Estado laico es el económico. La Iglesia goza de exención fiscal para actividades de culto, recibe una asignación fija a cargo de los Presupuestos Generales del Estado para gestionar servicios y cuenta con la posibilidad de recaudar a través de la casilla del Impuesto de la Renta.
"Hay asuntos que pueden cambiar sin necesidad de renegociar. La casilla del IRPF puede ser suprimida para cumplir con el compromiso adquirido por parte de la Iglesia de autofinanciarse", ejemplifica Delgado. Europa Laica calcula que el Estado, incluidas las partidas de Educación y Sanidad concertadas, entrega cada año a la Iglesia 10.000 millones de euros. "Fue el último Gobierno socialista el que en lugar de pedir a la Iglesia que se autofinanciara aumentó su designación presupuestaria de un 0,5% a un 0,7%" del IRPF, añade Mayoral.
"El Estado se compromete a colaborar con la Iglesia católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico", dice el Artículo 2.1 del Acuerdo IV de 1979. El Artículo 2.5 obliga al siguiente objetivo: "La Iglesia católica declara su propósito de lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades". Nada se sabe del compromiso de autofinanciación. El último ejemplo llegó con la visita del Papa a la Jornada Mundial de la Juventud, cuando la Iglesia recibió 25 millones del Estado para la organización del evento, según Europa Laica.
Ley de libertad religiosa
"Tienen poco crédito", dice del PSOE Delgado. El propio Rubalcaba defendió en una entrevista preelectoral hace unos meses que el Estado aportase a la Iglesia católica dinero público para gestión de servicios como la Enseñanza. El mayor fiasco que recibieron las bases socialistas llegó en la pasada legislatura, cuando la prometida ley que iba a remodelar la ley Libertad Religiosa de 1980 fue paralizada por "falta de consenso", según declaró el propio expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
"El alma del PSOE es laica, pero siempre hay un sustrato de pragmáticos que considera que la Iglesia es un poder al que es mejor no enfrentarse pese a que la sociedad esté más secularizada que nunca", explica Mayoral. "Bien está que se saque este asunto al debate para frenar la contraofensiva del PP, pero se trata de una tarea pendiente porque Zapatero, por debilidad o lo que fuese, lo no abordó", conluye el presidente de Cives.