Desde entonces he pensado mucho en aquella conversación, creo que extrayendo frutos positivos.
Reproduzco una entrevista suya. Me gustaría leer vuestros comentarios.
«La Iglesia camina hacia el haraquiri»El teólogo palentino afirma que la institución eclesiástica, al analizar la crisis de fe, «no hace examen de conciencia, sino que culpa a otros»
El palentino Juan José Tamayo, director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, habló el viernes de su nuevo libro, 'Otra teología es posible', en una charla en la Biblioteca Pública de Palencia. Lean sus reflexiones sobre la Iglesia Católica. Y sobre sus jerarcas. Y sobre sus postulados. No les dejarán indiferentes.
–¿De qué habla en su libro 'Otra teología es posible'?
–De que, tradicionalmente, la teología ha dado respuestas del pasado a preguntas del presente y por eso ha estado tan alejada de la vida cotidiana, incluso de los propios cristianos, porque se ha presentado como algo lejano, ajeno. Por eso ha sido una disciplina inocua en el concierto de los saberes, conservadora en el campo político y anticientífica en el terreno de los grandes avances. Lo que quiero demostrar es todo lo contrario, que la teología es una disciplina crítica, que ayuda a pensar y que contribuye a la transformación de la sociedad, de las religiones, en dirección a la justicia, la solidaridad y la igualdad.
–¿Hablamos de una teología más progresista?
–La teología que yo propongo respondería a que, cuando nos sabíamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Yo, que me he movido mucho tiempo en el marco de la teología clásica, aún reconociendo el rigor y la capacidad analítica, el problema de la práctica de la teología clásica hoy es que se saben todas las respuestas pero no tiene en cuenta las nuevas preguntas y desafíos. Yo quiero hacer una teología que sea capaz de dialogar y aportar algo en el concierto de los saberes y que esté vinculada a las experiencias históricas de los seres humanos. Por eso, en mi libro me pregunto por los nuevos desafíos a los que tiene que responder la teología para que interese en el campo de los saberes y tenga atractivo en el terreno de los movimientos sociales.
–¿Cuáles son esos desafíos?
–El primero, el pluralismo religioso. Ninguna religión tiene en propiedad la verdad, todas las religiones tienen que ir en búsqueda de la verdad y es una búsqueda inagotable, porque la verdad de las religiones es misterio. Ninguna religión tiene el monopolio de la salvación, todas pueden ser caminos de salvación pero también de perdición. Yo defiendo la teología del diálogo interreligioso, en la que las diferentes religiones lleguen a un consenso en torno a unos principios éticos que permitan mejorar las condiciones de vida. Hay otro desafío, la diversidad cultural, no vivimos en sociedades de cultura única, en el mismo territorio conviven diferentes tradiciones culturales, y la diversidad cultural es una riqueza y un valor que hay que potenciar. Hasta ahora, al menos dentro del catolicismo, la teología se ha elaborado con categorías de la cultura occidental, y es una teología que hemos exportado allí donde hemos ido a misionar, eso se llama colonialismo, invasión cultural o cristianismo colonizador. Mi propuesta es que la teología tiene el lenguaje de las diferentes culturas.
–¿Y el feminismo?
–Es otro desafío. El feminismo es uno de los movimientos revolucionarios más importantes de la historia de la humanidad y de los pocos que no han recurrido a la violencia, pero el patriarcado ha respondido violentamente a las legítimas reivindicaciones de igualdad de las mujeres a través de las distintas formas de opresión y agresión contra ellas. Mi planteamiento es que las mujeres, poco a poco, han ido ganando su terreno y han visto reconocidos sus derechos sexuales, reproductivos, han sido reconocidas como sujeto ético, político, intelectual, científico..., pero ese reconocimiento de sujeto se ha quedado a la puerta de las iglesias cristianas y, especialmente, de la iglesia católica. En esta iglesia, las mujeres no son reconocidas ni como sujeto ético, ni religioso ni eclesial, sino como seres humanos de segunda y tercera categoría. Las mujeres, según la iglesia, tienen unos comportamientos desviados, y es necesario que los varones establezcan las guías morales por las que regirse las mujeres, y por tanto no intervienen en la elaboración de la teología moral en relación con cuestiones como el origen o el final de la vida, el modelo de pareja, la conciencia personal... Todo eso lo elaboran los varones que se encargan de hacer la lista de pecados elaborada por la iglesia, que son relacionados con las mujeres y el sexo, el divorcio, el aborto, la sexualidad...
–¿Que opinión tiene del aborto?
–Es un campo que hay que plantear desde los derechos sexuales y reproductivos, no desde una determinada concepción mítica de la vida. Yo no me defino a favor o en contra, pero sí digo que las mujeres son sujetos morales y asumen libremente la responsabilidad de sus actos en casos o situaciones extremas en las que tienen que decidir. Yo defiendo que no se puede imponer una decisión a las mujeres desde fuera, sino que la última apelación que tienen que hacer las mujeres es a su conciencia. Ni un ministro como Ruiz Gallardón, que es el más integrista de todos los ministros del gabinete de Rajoy, como ha demostrado en muy poco tiempo, ni una ley eclesiástica, ni una ley civil, ni un varón, tiene derecho a interferir en la conciencia de las mujeres a la hora de tomar una decisión en situaciones extremas.
–¿Cómo son sus relaciones con la Iglesia?
–No tengo unas relaciones especialmente tensas, sí con determinados jerarcas: el arzobispo de Madrid, Rouco Varela; el arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach, y el obispo de Palencia, Esteban Escudero, que son tres autoridades eclesiásticas que, a largo de los últimos tres meses, me han prohibido intervenir en el espacio religioso, no reconocen la libertad de expresión y de reunión de los teólogos críticos. El caso del obispo de Palencia es más grave, porque no tiene ningún derecho a prohibirme hablar, a hacer descalificaciones y a decir si estoy dentro o fuera de la comunión de la Iglesia, y mucho menos a no considerarme teólogo católico.
–¿La Iglesia se enroca cada día más en el conservadurismo?
–Por el camino que va, el final va a ser hacerse ella misma el haraquiri, acostumbra ella misma a responsabilizar de la crisis de fe a factores externos, el secularismo, el laicismo, el hedonismo... Y siempre que analiza la situación en la que se encuentra de crisis, de deterioro o de pérdida de seguidores, responsabiliza a instituciones de fuera. No hace examen de conciencia, sino que culpa a otros. Una crítica desde dentro tenía que empezar por reconocer los errores que viene cometiendo en España en los últimos 25 años, y a nivel de Iglesia universal, desde la segunda etapa del pontificado de Pablo VI.
–¿Cuenta ahora con un aliado de peso en el nuevo Gobierno ?
–Sí, ha pasado de considerar al Gobierno como enemigo a tenerlo como aliado. El Gobierno, en estos cuatro meses, ha conseguido convertir a la Iglesia en su guía ideológica. El programa del PP, en cuestiones como el origen y el final de la vida, el concepto de pareja, la idea de matrimonio... es el programa de la Iglesia, se lo impone al Gobierno con la condición de que este siga manteniendo, incluso incrementando todos los pingües beneficios y privilegios que viene detentando desde tiempos inmemoriales y de los que no se ha visto privado con ningún Gobierno, porque hayan sido de derechas, de izquierdas o de centro, todos ellos han sido rehenes de la Iglesia Católica.
Fuente: EL NORTE DE CASTILLA
17.03.12 - 11:40 - RICARDO S. RICO | PALENCIA
http://www.elnortedecastilla.es/2012031 ... 71140.html" onclick="window.open(this.href);return false;