Como encontré poco sobre cuentos infantiles que tuviesen como fin el pensamiento crítico, se me ocurrió la siguiente breve trama para leerle a mi pequeña hija. Lo hice a modo de fábula con animales nativos de mi provincia, para que además de llamar su atención, se interese por los bichitos que tenemos cerca. Espero sus comentarios.
El invierno se avecinaba en el monte y los animalitos estaban asustados
"No recuerdo tanto frío" dijo el viejo tortugo. Algo que asustaba a todos mucho más jóvenes que el.
El Zorro, con algo de tranquilidad dijo "No hay nada que temer, el unicornio nos protegerá como siempre lo hace", y los demás animales se calmaron un poco. Pero la Mara, siempre inquieta dijo "Creo que esta vez buscaré algo de comida antes de refugiarme para pasar el invierno".
Lo que mencionó la mara puso inquietos a todos, y el Zorro dijo "¿Sos tonta mara? ¿no ves que si guardás los alimentos el unicornio se enojará y te hará sufrir por siempre?".
Todos los otros animalitos se escandalizaron, entre ellos la Comadreja, que le contestó a la Mara: "Deberías avergonzarte Mara, el dibujo en el gran quebracho muestra al unicornio trayéndonos alimentos ¿alguna vez te faltó comida al terminar el invierno?".
La Mara no quiso quedarse callada: "He visto el gran quebracho, pero nunca vi al unicornio. También he pasado inviernos, pero nunca había visto nevar, y esto me preocupa".
La Vizcacha sonrió y le replico a la Mara: "Nunca habías visto nieve y ahora la ves. Nunca viste al unicornio pero crees que no va a venir. ¡¿Quién te entiende?!".
Mientras escuchaba todo, el viejo Tortugo parecía intentar recordar algo, pero también se entristecía, no le gustaba ver a sus jóvenes amigos discutir, y sabía que podía terminar en algo malo.
Intentando convencer a la Mara ya molesta, el Zorro le dijo: "Querida Mara, tenés que respetar el deseo del unicornio. El dibujo en el gran quebracho habla de la verdad. Habla de las cuatro estaciones y vos las viviste todas, muestra al sol saliendo del este y eso pasa todos los días ¿tenés dudas o querés enojar al unicornio?"
Un poco más calmada por el tono del Zorro, La Mara contestó: "He visto al sol salir siempre por alla, y puedo distinguir entre las estaciones. Pero disculpame amigo Zorro, el resto del dibujo en el gran quebracho me parece que está mal, el unicornio nunca nos trajo alimentos, siempre los tomamos por nuestra cuenta. Después de todo, no sabemos quién hizo el dibujo, ¿O sí don Tortugo?"
El viejo tortugo los miró y siguió pensando, en vez de contestar dijo: "este invierno será muy cruel y durará mucho". Los animales se miraban.
Nuevamente inquieta, la Mara expresó; "Yo no se ustedes, pero recolectaré alimentos"
"Si lo hacés, tendrás que irte, no queremos enfadar al unicornio" dijo notablemente enojada la Vizcacha. Algunos quedaron callados, otros apoyaron la advertencia.
Entonces, la Mara tomó la decisión de irse frente a la mirada molesta del resto de los animales. Antes de irse, el zorro le pidió : "Mara, el unicornio perdona, si te arrepentís de lo que has dicho, seguro seguirá trayéndote los alimentos como siempre".
Con un tono triste, la Mara le contestó al Zorro "Siempre fui yo quien buscó mi comida, de hecho, el unicornio nunca apareció cuando el puma se llevó a mi padre".
Luego agachó su cabeza y se retiró, al poco andar, escuchó que el tortugo le gritó: "Esperame Mara, te acompaño". Seguidamente le aclaró al resto de los animalitos: "Este invierno será muy largo, no quiero morirme de hambre".
Todos dejaron ir al viejo Tortugo, consideraron que ya no podía valerse por sí mismo y que a su edad ya había olvidado el dibujo del gran quebracho.
En los siguientes días, la Mara recolectó muchos pastos y ayudó al viejo tortugo a recolectar los suyos. Mientras, al otro lado del monte, los animalitos se juntaban a diario alrededor del gran quebracho pidiéndole al unicornio que no se olvide de ellos, que perdone a la Mara y que cuide del Tortugo.
El invierno llegó con fuertes nevadas, la nieve tapó todos los pastos y congeló todas las vertientes. Pasaron meses y de a poco volvió el calor.
La mara y la tortuga no habían estado bien por el rechazo de sus amigos y porque sabían que ellos la pasarían muy mal sin reservas de alimentos. Así que apenas pudieron, fueron al otro lado del monte. Pero ya era tarde, los cóndores ya estaba terminando con los restos de sus amigos.
El viejo tortugo, muy triste, le dijo a la Mara "ahora recuerdo, cuando era chico los inviernos como este eran normales. Y las culebras buscaron un forma de mantener a los animalitos juntos para que no terminaran con los cóndores...entonces dibujaron en el quebracho".