Sí, pero la racionalidad, al no ser un ente independiente, depende del resto de facultades humanas. Lo que nosotros consideramos racional depende en buena parte de lo que somos como primates humanos. La "racionalidad" que adoptaría un chimpancé, o una hormiga, sería completamente diferente a la nuestra. Y por supuesto, la "moralidad", si pudieran tener una. A lo que voy es que no se trata sólo de las condiciones económicas y sociales del presente o de tiempos históricos lo que condiciona nuestra conducta, sino el entorno ecológico y evolutivo del cual procedemos, y para el cual evolucionaron nuestras capacidades mentales. Entre ellas, la capacidad de razonar. De ahí mi analogía con los colores: distintas especies perciben distintos "colores" en función de aquellas características del entorno que fueran importantes para la supervivencia y reproducción de sus ancestros.Vitriolico escribió:Me refería a una ESPERANZA DE UNA VIDA MEJOR, no a mayor esperanza de vida. Pero el derecho a la vida de los siervos, obviamente también estaba en discusión.
Respecto de la racionalidad, es una posibilidad que nuestro cerebro permite, no existe como ente independiente -que es lo que he sostenido siempre en este hilo respecto de todos estos conceptos- estoy de acuerdo, aunque hay otras también (la avaricia, la estupidez, el sexo, etc.). Cuando digo que algo se remite a la racionalidad, lo que digo es que emplea ese procedimiento para obtener conclusiones, no que se remita a algo externo y pre-existente como si de la piedra filosofal se tratara.
En desacuerdo. Existe matrimonio en sociedades de cazadores-recolectores que no practican la agricultura. El nomadismo también (y más fuertemente) permite la acumulación de recursos, lo que aumentó el peso de factores económicos en las alianzas matrimoniales, lo mismo que la agricultura. Pero el matrimonio como institución (de exclusividad sexual) existía y existe entre cazadores-recolectores en los que la acumulación de recursos es más difícil. Por tanto, no desaparecerá sin más cuando cambien la situación económica, aunque por supuesto eso puede cambiar parcialmente la institución del matrimonio. Me temo que la afirmación que haces en ese sentido es antropológicamente falsa.Vitriolico escribió:No. Primero ha tenido que surgir la agricultura o los correspondientes asentamientos de cazadores-recolectores que necesitaran de esa estabilidad conyugal para poder organizarse. Y, como digo, cuando esas necesidades SOCIALES Y ECONÓMICAS (por separado o combinadas) desaparezcan, desaparecerá también esa institución
Otra cosa es que no se pueda cambiar la actual concepción del matrimonio en una que sea más igualitaria. Se puede. Lo que no se puede es hacer que desaparezca sin más. No lo creo en absoluto.
La idea de que cambiando las condiciones sociales se puede cambiar radicalmente la "naturaleza" humana (vale, "naturaleza humana" = el conjunto de adaptaciones físicas y mentales [como si existiera diferencia] que heredamos de nuestros ancestros en tanto que somos primates humanos), procede de la idea de la tabla rasa, según la cual nacemos sin predisposiciones de ningún tipo y es el entorno el que se encarga de hacer que lleguemos a ser lo que somos. Es una idea defendida por bastantes antropólogos estructuralistas, de influencia "marxista" (aunque las interpretaciones de Marx son tantas como interpretadores), y de filosofías "postmodernistas" (filosofías y posiciones que, aunque se definen y son definidas como "de izquierda", incluso radical, yo siempre he visto como aliadas de cristianos y dogmáticos de todo pelo).Vitriolico escribió:Yo tampoco, a pesar de que me pasé mi juventud leyendo textos sobre antropología estructuralista. No deduzcas eso de mi afirmación ni encasilles la discusión como marxista frente a (*) no-marxista. Pero una cosa es que no sea el único factor y otra que no sea determinante, importante o significativo.
Por repetirlo una vez más: cambiar las condiciones sociales y económicas puede cambiar mucho la forma en que los humanos se comportan, pero para eso hay que comprender bien la forma en que los mecanismos innatos humanos están diseñados (por selección natural) para interactuar con el mundo.