JUEVES, 17 FEBRERO , 2011
Tarek Heggy *
(Traducción del inglés de Pablo Bornstein **)
Fuente.. http://www.cuartopoder.es/invitados/1148/1148La Sociedad de los Hermanos Musulmanes fue fundada en 1928 para restaurar el Califato, el gobierno religioso de ámbito universal destinado a luchar contra los “no creyentes” (más específicamente, los cristianos, los hindúes y los judíos) y a extender por todo el orbe el Islam. Este grupo, de origen egipcio, se opone a la existencia de cualquier estado secular en todas y cada una de las sociedades musulmanas del Oriente Medio.
Los Hermanos Musulmanes asesinaron al primer ministro egipcio Mahmud Fahmi Nuqrashi en 1948 y conspiraron para matar al presidente Gamal Abdel Nasser en los primeros años 50. Un vástago suyo, la Yihad Islámica, liderada por Ayman al-Zawahiri, que posteriormente sería el número dos de Osama bin Laden, asesinó al presidente Anwar al-Sadat en 1981 e intentó hacer lo propio con el presidente Hosni Mubarak en 1995.
I. Pensamiento político de los Hermanos Musulmanes
La Hermandad continua oponiéndose de forma extrema a la civilización occidental y a un acuerdo político pacífico que resuelva el conflicto árabe-israelí. Hamás es una filial palestina de la Sociedad de los Hermanos Musulmanes.
El pensamiento político de este grupo puede resumirse de la siguiente manera:
Libertades Políticas: Los Hermanos rechazan las democracias occidentales, los sistemas que garantizan la participación política de todos los ciudadanos sin discriminación ideológica, religiosa o de opinión. Los Hermanos Musulmanes someten la participación de los individuos en la sociedad a los principios de la Sharia islámica.
Libertad de creencias: Los Hermanos Musulmanes sólo garantizan la libertad de creencias a los seguidores de las tres religiones reveladas (abrahámicas), también conocidos como “los pueblos del Libro”.
Libertades personales: Mientras que las democracias occidentales garantizan la libertad absoluta del individuo si no interfiere con la libertad de los demás, los Hermanos Musulmanes colocan la libertad de pensamiento dentro de los estrictos parámetros del código moral que se desprende de la Sharia o ley islámica. Exigen la restauración de la hisbah, que permite a un ciudadano privado perseguir a cualquier individuo que cometa un acto que considere contrario a la Sharia incluso si el demandante mismo no ha sido personalmente afectado por la acción. El derecho a la hisbah ha sido recientemente ejercido en Egipto por un ciudadano contra el respetado intelectual Nasr Hamad Abu Zayd, al considerar que sus escritos eran contrarias a las enseñanzas del Islam. El tribunal estatal que admitió la solicitud falló a favor del demandante, y condenó a Abu Zayd como apóstata, ordenándole divorciarse de su esposa bajo el argumento de que una mujer musulmana no podía estar casada con un renegado. Abu Zayd tuvo que huir a Holanda con su mujer.
Derechos de la Mujer: En las democracias occidentales las mujeres disfrutan de los mismos derechos políticos que los hombres. Pueden ocupar cargos y participar en la vida pública sin ninguna restricción de género. Pero en lo que a los Hermanos Musulmanes concierne, la participación política de las mujeres, si los Hermanos conquistaran el poder, quedaría limitada a votar en las elecciones municipales y a desempeñar cargos locales. Una mujer jamás podría estar a la cabeza del Estado. Para mayor marginación y exclusión de las mujeres de cualquier rol significativo en la vida pública, los Hermanos Musulmanes proyectan un plan de estudios que incluye material apropiado para las mujeres, a la medida de la naturaleza e importancia que reservan al género femenino. Más allá de este particular proyecto educativo, los Hermanos insisten en la completa segregación de sexos en las aulas, en el transporte público y en los lugares de trabajo. La percepción islámica de las mujeres nunca ha estado mejor ilustrada que en Kuwait, donde los islamistas bloquearon temporalmente un proyecto de ley que concedía derechos políticos a las mujeres.
Economía: Los Hermanos Musulmanes exigen el establecimiento de un sistema económico basado en el respeto a la propiedad privada. Pero, sin menoscabo de ello, manifiestan que dicho sistema debe estar basado en los principios de la Sharia islámica, que criminaliza los intereses bancarios. Asimismo reclaman la propiedad estatal de las empresas básicas de la economía.
Sistema de Gobierno: Al contrario que los sistemas de gobierno democráticos, basados en la alternancia pacífica en el poder mediante elecciones, los Hermanos Musulmanes exigen un sistema de gobierno indefinido regido por los principios de la Sharia y fundado en la resurrección del Califato Islámico.
Sociedad Civil: La libertad de movimientos de la que gozan las organizaciones de la sociedad civil en una democracia quedaría, en un sistema islámico, condicionado a su adherencia a las escrituras de la Sharia.
Gobierno: Los Hermanos Musulmanes se oponen a la noción de un estado basado en instituciones democráticas, exigiendo en su lugar un gobierno islámico sujeto a la shura (asamblea consultiva), a la veneración del líder, y a la investidura de un Guía Supremo. En esto se aproximan verdaderamente al sistema iraní.
Libertades políticas: Mientras que en los sistemas liberales el Parlamento y los jueces controlan las acciones del Gobierno para asegurar que éstas se adecúan a las reglas de la democracia, en el ideario de los Hermanos las acciones del Ejecutivo son controladas por los propios Hermanos Musulmanes para garantizar que se acomodan a la Sharia.
El Conflicto árabe-israelí: Los Hermanos Musulmanes fueron los primeros que enviaron voluntarios a luchar contra Israel cuando el país fue fundado en 1948. Se opusieron a todos los intentos de alcanzar una resolución pacífica del conflicto, y en particular a los acuerdos de paz que Egipto e Israel pactaron en la época del presidente Sadat. No sería aventurado decir que los Hermanos Musulmanes nunca reconocerán la legitimidad de la existencia de Israel.
Minorías religiosas: Aunque los Hermanos Musulmanes de Egipto no van tan lejos como sus homólogos en Arabia Saudí, donde la construcción de lugares de culto para los no musulmanes está prohibida, su posición en cuestión de minorías religiosas sostiene la exclusión para cualquier no musulmán de la posibilidad de convertirse en presidente, y la sujeción de los no musulmanes a los principios de la Sharia, que sustenta el conjunto del sistema legal.
El Sistema Legal: Los Hermanos Musulmanes proclaman su deseo de establecer un sistema constitucional basado en los principios de la Sharia, incluyendo la aplicación de castigos corporales dentro del código penal (apedreamientos, latigazos, amputación de manos para los ladrones, etc.).
Violencia contra civiles: Los Hermanos Musulmanes no han condenado jamás el uso de la violencia contra civiles, excepto si se produce directamente contra civiles musulmanes, y aún así solamente en casos selectivos.
Para concluir, el “progreso” del mundo actual pasa por dos puntos clave, “ciencia y gestión moderna”; dos cualidades en las que los Hermanos Musulmanes nunca se han mostrado muy interesados.
II. La necesidad de dialogar
Sin embargo, el riguroso y a menudo ilegal trato al que la Sociedad de los Hermanos Musulmanes ha sido sometida en Egipto es tan inaceptable en términos morales como contraproducente, ya que no hace sino reafirmar la postura de ambas partes. De hecho, la única forma de resolver el problema con los islamistas pasa por el diálogo, abriendo canales de comunicación que permitan un franco intercambio de perspectivas. Debatir los problemas es la única manera de transformar un partido religioso, a largo plazo, en un partido político secular que suscriba los principios fundamentales de la democracia: aceptación del “Otro”, rotación del poder, respeto a las demás religiones y a las mujeres. La transformación será completa cuando el islamismo político abandone su aberrante interpretación de nuestra religión, arraigada en la Edad Media, reflejo de la mentalidad de los beduinos adaptados al árido desierto. La sociedad civil tiene derecho a protegerse a sí misma de cualquier grupo que se mantenga encerrado en otro tiempo y que nos obligue a todos a replegarnos en un pasado tan lejano.
Una reforma en Egipto es mil veces mejor que la toma del poder por parte de cualquiera de las otras alternativas, de la misma forma que una reforma en Arabia Saudí es mil veces mejor que la toma del poder por alguna alternativa que pueda sumir a toda la región en un caos sin precedentes. El mantenimiento de la estabilidad en Arabia Saudí y en todo su entorno es un imperativo inexcusable. Pero garantizar la estabilidad es imposible sin una operación de dimensiones históricas en relación con los extremistas. La cuestión radica en saber si las mentes sensatas de Arabia Saudí seguirán una dirección similar a la tomada por su famoso y prudente antecesor (Abdelaziz Ibn Saud) ochenta años atrás, o si persistirán en su doctrinarismo wahabí hasta que el barco del Islam en Oriente Medio se hunda con todos a bordo.
III. Los requisitos para el diálogo
El diálogo con los islamistas debería basarse en la búsqueda de respuestas a las siguientes cuestiones:
1. Algunos miembros de los Hermanos Musulmanes sostienen actualmente la idea de que los coptos (cristianos egipcios) son “ciudadanos egipcios de primera clase”. ¿Esto a su vez implicaría que un copto pudiese ser, a priori, elegido presidente de Egipto?
2. ¿Seguirán los Hermanos Musulmanes el modelo saudita de segregación femenina en las escuelas y universidades, así como en otras organizaciones educativas?
3. El turismo no relacionado con la historia egipcia (por ejemplo, el turismo de playa) genera más del 75 por ciento de los ingresos del sector. ¿Cuáles son las opiniones de los Hermanos Musulmanes en lo referente a la venta de bebidas alcohólicas, apuestas, casinos, y en lo relativo a la vestimenta femenina?
4. ¿Cuál es la opinión de los Hermanos Musulmanes sobre los tratados de paz entre Egipto e Israel, y entre Jordania e Israel?
5. ¿Qué piensan los Hermanos Musulmanes de las diferentes formas de cooperación económica entre Egipto e Israel (las Zonas Indusriales Cualificadas [QIZ], en las cuales empresas conjuntas reciben privilegios especiales para la exportación de bienes a los Estados Unidos, por ejemplo)?
6. ¿Cómo valoran los Hermanos Musulmanes el asesinato de civiles israelíes en acciones suicidas de Hamas o de la Jihad Islámica?
7. ¿Creen los Hermanos Musulmanes que la doctrina de Sayyid Qutb conocida como al-Hak´imiyya – por la que el gobierno debe basarse exclusivamente en la ley de Alá y que condena la democracia y los derechos humanos por apóstatas – es todavía la base de su sistema político?
8. ¿Cuál es la postura de los Hermanos Musulmanes en cuanto a la posibilidad de que las mujeres ocupen altos cargos gubernamentales, incluyendo ministerios, la presidencia del Estado egipcio y las judicaturas de la Corte Suprema?
9. ¿Cuál es el parecer del grupo en cuanto a la posibilidad de una solución de “dos estados” para Israel y Palestina para la convivencia pacífica de uno junto al otro? ¿Aceptarían y reconocerían el derecho a existir de Israel? ¿Aceptarían igualmente la parte judía de Jerusalén como la capital de Israel?
10. El sistema legal egipcio se ha basado desde 1883 en las nociones jurídicas de los sistemas legales europeos. ¿Cuáles son los planes de la Hermandad en este aspecto? ¿Y qué piensan de los castigos físicos y de las sanciones aplicadas en Arabia Saudí?
11. Como en todas las sociedades modernas, el sistema bancario egipcio se basa en la noción de intereses en los préstamos. ¿Será esto respetado por la Hermandad?
12. ¿Es Irán un factor de estabilidad (o de inestabilidad) en el mundo actual?
Para finalizar, debe añadirse que los Hermanos están de acuerdo en el uso de la taqqiyya¸ un principio por el cual – de acuerdo con clérigos como Ibn Hanbal e Ibn Taymiyya– está permitido a los musulmanes mentir, ¡si esto facilita posteriormente derrotar a los infieles!
(*) Tarek Heggy (Port Said, Egipto, 1950) Ensayista, profesor y abogado. Ha publicado desde 1978 28 libros (17 de ellos en árabe) y cerca de 500 artículos de prensa, en los que destaca su defensa de las ideas liberales.
(**) El artículo, publicado originalmente en árabe, ha sido traducido al castellano por Pablo Bornstein con autorización expresa del autor para su reproducción en cuartopoder.es.