Iniciativa Atea es una Asociación sin ánimo de lucro que reivindica una vida sin religiones y que exige la implantación de un estado laico real como único camino posible hacia una convivencia pacífica, igualitaria y democrática entre personas creyentes de cualquier religión o sin creencia alguna.
Consecuentemente, si bien abogamos tanto por la supresión de los privilegios que la confesión católica mantiene y nos impone a quienes no la profesamos, como por la derogación de leyes vigentes incompatibles con la aconfesionalidad del Estado, también defendemos que en el espacio público tenga cabida cualquier grupo religioso o ciudadano, sin ser monopolizado por nadie y con respeto al derecho de todos a expresarse pacíficamente.
Ante el anuncio de una “procesión atea” organizada en Madrid por el denominado grupo “Ateos en Lucha” –ajeno a nuestra organización-, aun entendiendo que tiene el mismo derecho que cualquier otro grupo y pareciéndonos inadmisible su prohibición por constituir una nueva discriminación, manifestamos nuestro desacuerdo con dicha convocatoria por entender que no es ese tipo de demostraciones la vía adecuada para la consecución de los fines mencionados.
Igualmente exponemos nuestro desacuerdo con ciertas declaraciones públicas de corte agresivo, tanto las dirigidas hacia ciudadanos que profesan creencias que no compartimos, como las dirigidas por parte de algunos de estos hacia los ateos en general.
Manifestamos también nuestro total rechazo a las denuncias contra los organizadores, orquestadas desde determinados grupos extremistas, por considerarlas un intento más de amedrentamiento sistemático y de provocar que la expresión pública de una reivindicación ciudadana legítima pueda ser interpretada como acoso a la confesión privilegiada. Dichas acciones se realizan al amparo tanto de leyes promulgadas con finalidades ajenas a este asunto, como de otras procedentes de tiempos felizmente superados que, aunque incompatibles con un estado no confesional, perviven para protección de dicha religión privilegiada y son, por tanto, de más que dudosa constitucionalidad.
Esta situación pone de manifiesto graves carencias democráticas que impiden el progreso del conjunto de la ciudadanía en beneficio de una única confesión que es, precisamente, la que se declara injustamente perseguida, confundiendo la persecución con la normal reivindicación de la derogación de sus privilegios y de los derechos de otros grupos pertenecientes a otras creencias -o a ninguna-, que todavía en nuestro país están lejos de ser garantizados.